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EL OGRO QUE LLORÓ.

¡Hola, amiguitos! Soy Daniel. Os voy a contar el cuento del Ogro Rojo que lloró. Escuchad!

Hace mucho, vivía en la montaña un ogro rojo de aspecto muy feroz, con un cuerno en la cabeza y el cuerpo completamente rojo. Sin embargo, su corazón era bondadoso, y su mayor deseo era poder vivir en armonía junto con los habitantes del pueblo cercano. Pero estos, siempre que le veían, le tenían miedo y huían de él, y por eso el ogro rojo se sentía muy triste.

Un día decidió poner un cartel delante de su puerta:
"NO SOY PELIGROSO EN ABSOLUTO"

Pero al asomarse para colocar el cartel, una vez más, los aldeanos huyeron espantados. El ogro rojo se puso a llorar y rompió el cartel que había escrito. En ese momento apareció un ogro azul conocido suyo, de aspecto igualmente feroz pero con un corazon bondadoso.

"Hola, ogro rojo, ¿por qué rompes eso?"

"Ay, ogro azul, había escrito este cartel para que los aldeanos vieran que no soy malvado, pero ellos me siguen teniendo miedo y huyen de mi"

Y el ogro azul le respondió:
"¿Ah, sí? Se me ha ocurrido una idea genial. Yo entraré en pueblo fingiendo ser muy malvado y haré como que voy a atacarles. Entonces apareces tú para defenderles, me pegas y me haces huir."

“¿De verdad te tengo que pegar? No puedo hacerlo.”

“Tienes que hacerlo, verás como después los aldeanos te respetarán, me atizas bien fuerte y luego yo huyo”

Y así lo hicieron los dos ogros. El ogro azul fingió atacar a los aldeanos, y el ogro rojo salió corriendo tras él para atraparlo y golpearlo.

"¡Ogro malvado, como vuelvas a molestar a esta gente, verás lo que es bueno!", gritó el ogro rojo, golpeando al ogro azul.
Y éste le respondió:

"Ay, perdón, perdón,no lo voy a hacer más"

Los aldeanos, al ver que el ogro rojo les defendía, dejaron de tenerle miedo y empezaron de admirarle por haberles defendido.

Por primera vez, el ogro rojo recibió en su casa a la gente del pueblo. Hombres, mujeres, niños y ancianos, todos iban a verle sin miedo, y el ogro estaba todo el rato muy ocupado, salía a recibirles, hacía té y servía dulces. El ogro estaba muy contento porque por fin se llevaba bien con los aldeanos.

Pasó el tiempo, y cierto día, el ogro rojo se acordó de su amigo, el ogro azul.
"Ay, qué habrá sido de mi amigo, qué ganas tengo de verle... Es gracias a él que fingió ser malvado, que ahora me llevo tan bien con la gente de la aldea. Debería ir a verle para darle las gracias por lo que hizo" Y el ogro rojo fue a visitar a su amigo el ogro azul en medio de la montaña, pero al llegar allí, descubrió que la puerta estaba cerrada y clavada con maderas, y sobre ella había una carta dirigida a él. Al leerla, los ojos del ogro rojo se llenaron de lágrimas.

"Para el ogro rojo: Ahora que por fin has logrado ser aceptado por los aldeanos, si supieran que eres mi amigo, ellos volverían a tenerte miedo, por eso es mejor que me vaya para siempre y que no te vean conmigo, así podrás continuar en tan buena armonía con la gente del pueblo. De parte de tu amigo, el ogro azul."

Y, recordando a su generoso amigo, el ogro rojo vertía más y más lágrimas sin poder contenerse.
Y aquí termina esta preciosa leyenda.



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